El tema es bastante viejo y cualquiera que busque dentro de EstresTraumatico.com o ConsultaPsi.com, solo por mencionar nuestros sitios, encontrará varios artículos sobre el tema La novedad, de alguna manera, es el caracter global de la misma y el extraño dejá vu, para los argentinos de los años recientes.
Como ya planteabamos desde hace años ha llegado el momento de aceptar que vivimos épocas diferentes y que los anteriores paradigmas quizás no volveran, por lo tanto de nada servirá paliarlos con pastillas…o drogas de cuso ilegal, sino nuevos paradigmas se imponen para no perder definitivamente nuestra estabilidad y paz internas.
Hace unos días varias notas en USA y en este caso una nota en El Confidencial de España donde comienza a plantearse el problema.
Recetas para la crisis: pastillas y alcohol – elConfidencial.com
“Los directivos no han hecho más que empezar a sufrir el calvario que les espera”. Desde hace algunos meses, las consultas de psicólogos y psiquiatras comienzan a llenarse de ejecutivos solicitando ayuda. Pero esto es sólo el comienzo, avisa Iñaki Piñuel, profesor de la Universidad de Alcalá y fundador del IIEDDI (Instituto de Innovación Educativa y Desarrollo Directivo). La salud psicológica de los directivos irá, como la crisis, a peor. Mucho peor.Y es que, salvo los ejecutivos de más alto nivel quienes, como afirma José Manuel Saiz, profesor de la facultad de ciencias sociales de la Universidad Antonio de Nebrija, “no se ven afectados por los diferentes ciclos económicos”, el resto se mueve en una posición estructural intermedia en la que la presión se deja sentir especialmente. La crisis les ha supuesto mayor carga de trabajo y menor capacidad decisoria, un aumento de la responsabilidad y un empeoramiento de las condiciones laborales.
No es extraño, pues, que exista un número creciente de ejecutivos que combatan el estrés y la angustia, asegura Piñuel, “echando mano de ansiolíticos, antidepresivos y alcohol, que es el ansiolítico que más al alcance tenemos y el socialmente mejor tolerado”. En muchas ocasiones, estamos hablando de personas con cuadros clínicos graves, que están sometidos a situaciones dramáticas. En general, señala Piñuel, se trata de ejecutivos, muchos de ellos del sector inmobiliario, que han pasado de una posición muy próspera, en la que veían crecer continuadamente sus ingresos y sus propiedades, a otra en la que están a punto de quedarse sin nada.