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Suicidio adolescente: especialistas indican las claves para prevenirlo
Luego del lamentable hecho ocurrido en el Colegio Nacional de La Plata, volvió a instalarse la pregunta sobre qué lleva a los jóvenes a sentirse “desesperanzados y desesperados”. Cómo detectar las señales a tiempo
Si bien los profesionales ubican el suicidio como una problemática multicausal y personal, existen algunas señales en el grupo etario que comprende la adolescencia que no deben ignorarse. Las mismas son, en realidad, factores de riesgo que hay que tener en cuenta para posibilitar la prevención.
Al respecto, el especialista en Psiquiatría y presidente del Capítulo de Suicidología de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA), doctor Alejandro Ferreira, explicó a diario Hoy que nunca se puede subestimar el deseo de morir de una persona. “El que manifieste una cierta ambivalencia a la vida o una explícita necesidad de terminarla es un sujeto de riesgo y de forma inmediata se le debe procurar ayuda”.
Por su parte, el psiquiatra y médico legista Enrique de Rosa advirtió ante este medio que “globalizar” a los jóvenes como “conflictivos” es “un grave error, porque eso pasa por encima las puntas del iceberg de sus problemas”, y puntualizó que “siempre hay que estar atentos”.
Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los suicidios y los decesos accidentales por conductas autolesivas fueron la “tercera causa de muerte” entre los adolescentes en 2015. Al respecto, Unicef Argentina mencionó que en ese año “se registraron 438 casos” de suicidios y que el 75 por ciento fueron varones. “Los hombres lo consuman más, pero las mujeres lo intentan más veces”, aportó el doctor Ferreira.
“Además, las estadísticas confirman que el 90% de los casos se deben a trastornos mentales relacionados con enfermedades patológicas, incluso tratándose de adolescentes”, agregó el especialista. No obstante, el experto alertó que “ahondar -una vez consumado el hecho- en qué lleva a una persona a determinar su decisión, o la manera en que lo hizo, no hace más que acrecentar el morbo, y resta a las posibilidades de problematización del suicidio”.
En este marco, la vulnerabilidad psíquico-emocional propia de la juventud, por tratarse de personalidades en conformación, es el punto más crítico y donde yace toda predisposición a algún tipo de malestar.
Al respecto, De Rosa añadió: “En un momento de inmadurez psicológica, todo pega más fuerte. Un duelo, una pelea, las frustraciones, la falta de éxito y cualquier conflictividad deben ser tenidos en cuenta por alguien del entorno”.
Asimismo, subrayó que es de suma importancia ocuparse de la “posvención” del suicidio, es decir, las actuaciones a tener en cuenta luego de ocurrido el hecho, ya que, tras una vivencia de este tipo, las personas del entorno se configuran como “víctimas secundarias”.
“Muchas veces, la conducta repetitiva puede darse entre los grupos más cercanos a la víctima y, en caso de jóvenes, es menester que el gabinete psicológico educativo o el profesional más cercano acompañe”, concluyó De Rosa.
A tener en cuenta:
-Voluntad explícita o implícita del deseo de morir
-Aislamiento o cambios bruscos de personalidad
-Intentos frustrados ante pedidos de auxilio
-Síntomas de ansiedad o depresión
-Acceso a la letalidad
-Adicciones
– Por cualquier duda acercar al paciente a la guardia de Psiquiatría más cercana o llamar al 107 (SAME)