Consultado sobre la muerte del fiscal Nisman, el psiquiatra Enrique De Rosa informó que debe realizarse una «autopsia psicológica»; dijo que a priori no hay elementos para pensar en un suicidio

El fiscal federal Alberto Nisman fue encontrado muerto anoche de un disparo en la sien en su departamento de Puerto Madero. Según el informe preliminar de la autopsia, no participaron terceros en la escena de la muerte. Una de las hipótesis que se maneja es la del suicidio de este fiscal que investigaba el atentado contra la AMIA y que se esperaba que hoy se presentara en el Congreso con detalles de una investigación que involucraba, entre otros, a la presidenta Cristina Kirchner.

Consultado por LA NACION, el psiquiatra forense, médico legista y asesor judicial Enrique De Rosa analizó el cuadro de situación y avanzó en una especie de «autopsia psicológica», es decir, procuró detectar si había elementos que anticiparan un suicidio. «A priori, no», dijo. Entre los elementos que pone a consideración están: la personalidad previa, el curso clínico previo, la presencia o no de un cuadro tóxico (según dijo, es frecuente que una persona en esas condiciones esté alcoholizado o bajo algún efecto de una droga como para perder el miedo y poder ponerse un revólver en la cabeza) y, además, que sea congruente con los datos de la autopsia (por ejemplo, la distancia del arma respeto de la pared craneana, la cantidad de pólvora, el grado de quemadura, la crispación de los músculos de la mano, etc.).

Para poder pensar el tema, el especialista consideró necesario referirse a una serie de mitos respecto al suicidio. Uno es el que el que avisa no se mata. «Es muy habitual que avisen, que lo planteen y luego lo hagan. Hay una ideación y planificación suicida. Cuando una persona está con ideación se enciende una luz amarilla y con la planificación ya es luz roja, es para una internación psiquiátrica», describió. Por lo que se conoce, el fiscal no habría manifestado ideas suicidas.

El especialista, asesor de estos temas en la Justicia, aclaró que otro mito es pensar que la depresión está ligada a la tristeza y a la parálisis comportamental, a estar tirado en una cama. «Hay sujetos que todo lo contrario y son los más peligrosos: están agitados, con cierto grado de excitación. El sujeto melancólico puede estar haciendo cosas, se mueve, pero está en un encierro melancólico», dijo. «Nosotros decimos que el melancólico está mirándose el ombligo, es estar tan centrado en uno mismo que es casi delirante. El suicidio se interpreta dentro de las depresiones psicóticas, con pérdida de contacto con la realidad».

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