Nuestra vida cotidiana se establece en base a las relaciones que implementamos con el mundo que nos rodea, construido en base a los múltiples estímulos que recibimos del exterior. Lo que vemos, escuchamos, todo lo que recibimos o incorporamos por nuestro aparato sensorial, que es el que nos relaciona con lo externo, es procesado por nuestro sistema nervioso, en realidad por todo nuestro ser en la medida que es indivisible y, en base a este, generamos las diferentes respuestas mentales, comportamentales y emocionales.

En estas, y en tantas otras situaciones, la diversidad de nuestras respuestas emocionales o nuestros razonamientos, las opiniones expresadas en el ágora pública que son las redes, nos muestra de manera clara algo evidente: la construcción que hacemos del mundo, de los diferentes eventos, así como nuestras representaciones de los mismos no son objetivos y unívocos, sino que son diferentes y hasta a veces contradictorios. ¿Cómo puede ser que veamos cosas diferentes ante un mismo hecho?

Muy habitualmente todos consideramos una manera “normal” de responder a un hecho. Somos capaces de entender los comportamientos de los demás, pero en la medida que los mismos no se alejen demasiado de esa idea de normalidad, del eje.

Así, de la misma manera que la utilización de categorías nosológicas clínicas se vuelve de uso común, los habituales “neurótico”, “obsesivo” o más actualmente “psicópata” o “narcisista”, hoy se emplean muy frecuentemente como diferentes términos para referirse a que alguien interpreta la realidad de manera diferente.

Tres conceptos son habitualmente usados: distorsión, disonancia y sesgo cognitivos. Muy frecuentemente se los usa de forma indistinta y de manera intercambiable, sin embargo, representan conceptos diferentes y desempeñan papeles específicos en cómo percibimos y evaluamos el mundo que nos rodea. El primero de ellos, en orden histórico, es el de disonancia cognitiva

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Comparto con ustedes la nota en la Sección Tendencias-Salud de Infobae

Distorsión, disonancia y sesgo cognitivos, las tres formas de ver el mundo que condicionan nuestras decisiones     

 

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