Tema inevitable en esta época del año, y la zozobra, en algunos casos malestar, estrés, etc. cercanos a las fiestas, las vacaciones, el cierre del año.

Cap. 1: Las fiestas se aproximan (o y yo qué hago?)

La imagen de la familia reunida, los afectos, el encuentro con los seres queridos, ha sido siempre una imagen que reconforta. Los regalos que se entregan como prenda de amor, y son recibidos como tales, la música y los villacicos que nos hablan de reencuentro….

…pero detengamos aquí la acción! ¿Qué pasa en esta película cuando nuestras ilusiones e imágenes alimentadas por años por el medio, colisionan con la realidad?

¿La familia reunida, o siquiera la familia? ¿El reencuentro? La realidad actual dista, en muchos casos, del modelo que aún se mantiene de fiestas soñadas. En muchos casos, esas «fiestas perfectas», al romperse la ilusión, entran en colapso con una realidad que aparece frente a esa imagen como muy descolorida tarjeta de fin de año.

Así las fiestas, punto de cierre, de reencuentro, fiestas rituales al fin, pasan a ser ritual temido.

Uno de los factores, a veces no estimado claramente, es que el nivel de expectativas ha sido tan grande que genera estrés y eso «saca» generalmente lo peor de nosotros, y asociamos eso a pertenecer a un grupo familiar particularmente disfuncional. Agregado a ello, la creencia de que la imagen proyectada corresponde a la realidad, decir, los demás, si tiene familias funcionales.

Esa combinación en la que yo padezco de algo, y que los demás no, sumado a nuestras expectativas de éxito, es uno de los primeros elementos quizás a tener en cuenta al evaluar este particular…»síndrome»: Estrés de fin de año.

#Estrésdefindeaño

 

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